lunes, 29 de noviembre de 2010

El día que descubrí...

Me acuerdo de lo tonto que me sentí el día que descubrí que Santa Claus no existe. Me di cuenta de lo rídiculo que era el concepto y que era claramente una forma de conseguir que los niños se comporten durante todo el año.

Bueno, me voy a la iglesia. No quiero hacer enfadar a Dios o me iré al infierno.

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