jueves, 11 de noviembre de 2010

Le prometí...

Le prometí a mi mujer vegetariana que no volvería a comerme un animal muerto nunca más.

Fue una promesa estúpida y me arrepiento de haberla hecho.

No os podéis imaginar lo que cuesta comerse un pato mientras bate las alas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario