En un viaje largo y aburrido por tren de Barcelona a Madrid decicí sacar unas cervezas y leer mis revistas.
Me sorprendí cuando la policía se subió en la siguiente parada y me detuvo.
"Pensaba que se podía beber en el tren", le dije al policía.
Me respondió: "Sí que se puede, a menos que estés conduciendo".
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