El otro sía vi a una mujer en el supermercado que tenía dificultades para controlar a sus hijos. Parecía muy estresada. Entonces sin querer tiró al suelo una botella de leche.
Enseguida se arrodilló y empezó a llorar, rodeada de leche derramada. Me recordó a algo que mi padre le decía a mi madre cuando le pasaban cosas así, así que me acerqué y le dije:
"Contrólate, puta de mierda."
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